martes, 5 de junio de 2012

En tiempos de crisis


Hoy hemos recibido una carta que nos ha llegado al corazón. Os invitamos a leerla:

Estamos en crisis, no hay dinero... esta es la muletilla de los que tienen un animal en casa y deciden soltarlo. Pero eso sí, lo más lejos posible... no vaya a ser que se le ocurra volver; y con cuidado que no nos vea el vecino porque la multa por abandono es cuantiosa y claro “hay crisis”...

Otra solución es llevarlo a la perrera: allí lo sacrifican y asunto arreglado, ni remordimiento ni “ná de ná “, ¡¡¡¡si sólo es un animal que lleva con nosotros muchos años!!!!! pero eso no importa, nos hemos hecho insensibles a todo.

Cuántos días tiramos al cubo de la basura restos de comida que le podríamos dar al perro o gato que tenemos en casa en vez de abandonarlo a su suerte (aunque algunos veterinarios lo lean y se lleven las manos a la cabeza :)).

Lo más sarcástico es cuando después de tener 5 años un perro en casa, te dicen que no lo quieren porque es muy grande o porque es feo o porque tenemos un niño... pero, por esta regla de tres, ¿cuántos humanos deberían ser abandonados, olvidados, separados del resto o sacrificados? Claro, que igual alguno lee esto y recuerda a ese familiar que tiene cómodamente asentado en una residencia...

Cuando llegan las Navidades antes de regalar o comprar una mascota, se debe pensar seriamente en los meses venideros: son preciosos de cachorros pero tienen el gran defecto de crecer y de ser un pequeño incordio en las vacaciones o fines de semana que nos queremos ir de viaje. Por eso es mejor pensarlo bien: una mascota es para siempre, no es de usar y tirar. Ellos no lo harían con nosotros y si alguno se escapa sería importante ver que vida lleva con sus dueños, a lo peor vive entre palizas y prefiere la
aventura.

Yo vivo en una zona donde hay muchos abandonos. Ayer, sin ir más lejos, me encontré en medio de la calzada un perro. Paré el coche, lo llamé y vino corriendo a tumbarse a mis pies. Es un perro cariñoso, obediente y educado, que por suerte está en una residencia donde no le faltará ni comida ni un sitio donde dormir pero hay otros, muchos, muchísimos, que no tienen esta suerte.

Quizás yo no esté hecha para vivir en un mundo donde solo se vive por y para uno mismo, donde los valores se han olvidado o dejado de lado. A mi me enseñaron a querer a los animales y no entiendo que se les maltrate, se les abandone o la típica frase, “bah, si solo es un perro”.

A veces los animales nos dan grandes lecciones de HUMANIDAD.

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